

LA VIOLENCIA DE LA TERNURA
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VIE
DESDE
Tomás Quintín Palma creció en una familia de payasos rosarinos: entre narices rojas, pelucas de colores y chistes malos. Un universo donde hacer reír era prioridad, y lo emocional quedaba fuera de escena. Pero no todo lo que provoca risa es liviano. Y sin querer, un padre payaso puede cagarte la vida.
De ese origen torcido y entrañable nace La violencia de la ternura. Porque en el disparate de una familia atípica —en sus torpezas, excesos y silencios— también aparece la risa. No como consuelo, sino como única alternativa. Esa que, con suerte, nos permite mirar lo que fuimos sin rompernos del todo.
Esta vez lo acompaña su papá, Marcelo Quintín Palma, que viaja especialmente desde Rosario para compartir esto que no es solo una obra, sino un hecho único: padre e hijo en escena, poniéndole el cuerpo a lo que duele y diciéndose lo que nunca se animaron a decir.
La violencia de la ternura explora lo que no siempre queremos mirar: que lo amoroso puede doler, que lo gracioso puede cortar, que lo bienintencionado puede dejar cicatriz. Y que, muchas veces, lo que parecía chiste… era verdad.
Después de dos años sin presentarse, la obra que recorrió el país y llenó salas como el Maipo, llega al Metropolitan. Llega a la calle Corrientes para reírse de la desgracia. Con ternura, con rabia y con belleza.
Porque hay cosas que un padre y un hijo, en una familia de payasos, no pueden decirse en la vida cotidiana. El arte —eso que todavía tiene algo de sagrado— les da ese lugar. El escenario es la forma que encontraron para hablarse de verdad. Y, entre lágrimas, lo primero que aparece… es la risa.

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Autoría: Tomás Quintín Palma
Dirección: Guillermo “Toto” Castiñeiras
Elenco: Tomás Quintín Palma
Participación especial: Marcelo Quintín Palma
Música en vivo: Pablo Medina
Producción ejecutiva: Studio23
Producción general: Nicolás Petrich
Producción: Alma Pereda, Juan Pablo Carbonetti, Cristian Stamponi
Comunicación: Studio23
Diseño: Luis Imhoff y Nicolás Petrich
Fotografía: Juan Jauregui